¿Por qué hay un monumento que recuerda una proa de barco en la plaza de Castilla, entre las dos torres inclinadas de Puerta Europa?
La plaza de Castilla se formó en los
años cincuenta del siglo XX, con la apertura de la avenida del Generalísimo,
prolongación del paseo de la Castellana. En aquella época era un cruce de
caminos en medio de la nada, con el famoso hotel del Negro de dudosa fama, del
cual se dice que debía su nombre al dueño, que era negro. Otros dicen que su
dueño era un médico que se apellidaba Negro. El hotel del Negro, situado junto
al depósito elevado de agua, fue derribado para construir la plaza de Castilla.
En 1960, en el centro de la plaza se
construyó un monumento dedicado a José Calvo Sotelo, asesinado el 13 de julio
de 1936 y detonante del estallido de la Guerra Civil. En 1955 se presentaron
trece proyectos para su construcción resultando ganador el arquitecto Manuel
Manzano-Monís y el escultor Carlos Ferreira de la Torre. El monumento se
terminó de construir en 1960 y se
inauguró al año siguiente.
La escultura de granito representa a
José Calvo Sotelo rompiendo una cadena sobre la rodilla derecha, y detrás,
emergiendo de un estanque semicircular, una construcción vertical que semeja
una proa de barco y todo ello sobre una gran escalinata circular.
En 1990, con la construcción de un
subterráneo se desmontó pieza a pieza y se colocó más al sur, sobre la boca del
túnel.
Delante del monumento, y centrado
entre las torres KIO, se ha colocado en el año 2009, el llamado Obelisco, de
Calatrava, regalo de Caja Madrid en su tercer centenario al Ayuntamiento. El
Obelisco, proyectado por el arquitecto Santiago Calatrava, mide 93 metros de altura y 3,5 de diámetro,
está revestido con 493 lamas de bronce y doradas con pan de oro, de 7,70 me
cada una; 126 motores hidráulicos sincronizados, producen el efecto óptico de
un giro helicoidal ascendente de las lamas aunque realmente lo hacen en sentido
lineal.
Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea.
Fecha de la publicación:
Octubre 2010 - 13.95 €.
Editorial: Ediciones La
Librería.
Mas le valia a CajaMadrid, que el dinero lo empleara en cosas practicas.
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