Ir al contenido principal

¿Por qué hay un Vaquería del Carmen en la calle Islas Filipinas?




A partir de 1965 se prohibió la venta de leche fresca en Madrid, pues pasó a ser obligatorio el proceso de higienización (pasteurización, esterilización o UHT) para eliminar los gérmenes previo a su envasado o embotellado. Esto supuso el cierre definitivo de las numerosas vaquerías de Madrid. Una de ellas era la situada en el número 1 de la calle de Islas Filipinas, en el antiguo Ensanche. La poca edificación en esta zona al comienzo de su urbanización y los amplios descampados facilitaban la subsistencia de las vacas que pastaban en terrenos situados entre el Depósito del Canal de Isabel II (en la calle de Santa Engracia) y el antiguo cementerio de San Martín (hoy estadio Vallehermoso), tal como lo dejó descrito Pío Baroja en Aurora roja.
Una de esas vaquerías fue la del Carmen, con una preciosa portada de azulejos realizada por el prestigioso ceramista Juan Ruiz de Luna, quien la realizó entre 1928 y 1929. Su valor es mayor porque es la única portada de un establecimiento que se conserva en Madrid de Ruiz de Luna.
La vaquería permaneció muchos años cerrada y abandonada hasta que, en 1987, fue rehabilitada como pub conservando el patio exterior destinada a vaqueriza como terraza al aire libre en las noches calurosas. En 1994 el edificio fue derribado y se construyó otro en su lugar, obra de Francisco J. Cano Jorge, conservándose la bella portada bajo la cual, han pasado diferentes comercios y bancos pero siempre preservándola.
Por cierto y como dato curioso, la calle de Islas Filipinas se llama realmente avenida de Filipinas desde que en 1970 se le cambió el nombre por este último cuando el país asiático Islas Filipinas pasó a denominarse República de Filipinas. A pesar del cambio de denominación, popularmente sigue siendo calle de Islas Filipinas.


Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea.
Fecha de la publicación: Octubre 2010 - 13.95 €.
Editorial: Ediciones La Librería.
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué los madrileños llaman Lista a la calle de José Ortega y Gasset?

La calle de José Ortega y Gasset recibió este nombre en 1955, cuando se eliminó su primera denominación, calle de Lista, el cual se asignó en 1871 y estaba dedicada al sacerdote, escritor y matemático sevillano del siglo XVII, Alberto Rodríguez Lista y Aragón.  A pesar de los años transcurridos desde que recibió su nueva denominación, popularmente, los madrileños la siguen llamando Lista, quizá también por la permanencia del nombre en la estación de metro. Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea. Ediciones La Librería. ___ edición. ___ €. http://www.edicioneslalibreria.es/  

Origen del nombre de Moncloa

El distrito de Moncloa debe su nombre a los condes de Monclova (con v) ‑título que ostentan actualmente los duques del Infantado-, dueños de gran parte de los terrenos donde hoy se asienta el distrito.  Los condes residían en el antiguo palacete de la Moncloa el cual pasó a distintos propietarios y fue destruido durante la Guerra Civil, por ser toda esta frente de batalla.  El actual palacio de la Moncloa, mucho menor en tamaño, se construyó imitando el estilo antiguo del primitivo.  Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, 2ª parte Isabel Gea. Ediciones La Librería. 5ª edición. 6,50€. http://www.edicioneslalibreria.es/

¿Por qué el edificio del Teatro Real tiene forma de ataúd?

El Teatro Real se construyó en el solar del antiguo teatro de los Caños del Peral que fue derribado por su mal estado en 1817. Un año más tarde, comenzó la construcción del nuevo teatro que se prolongó a lo largo de más de treinta años, siendo inaugurado en 1850 por la reina Isabel II. La planta del teatro resultó muy forzada por el solar que ocupaba, lo que había obligado al arquitecto Antonio López Aguado a articular la sala y el escenario de tal manera que quedaron muchos espacios vacíos así como un difícil tránsito a través de las alas y de las cajas de escaleras. Como la entrada por la plaza era de uso exclusivo para la familia real, y el público entraba por la fachada posterior en la plaza de Isabel II, los espectadores se veían obligados a recorrer interminables pasillos y escaleras. Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico señaló que «este edificio [el teatro] tiene la planta mas ingrata que para un edificio de esta clase ha podido elegirse». En cualquier calleje