La calle del Arenal es una de las pocas que siempre ha
mantenido el mismo nombre.
Mucho antes de que fuera calle, no era más que un
cauce arenoso, por donde bajaban las arenas en tiempo seco y el barro en época
de lluvias, procedentes de puntos más altos como las plazas de San Martín y
Santo Domingo, así como la calle y la Plaza Mayor a través de regueros laterales que
posteriormente formarían las calles de San Martín, Hileras, Donados, la plaza
del Celenque y la costanilla de los Ángeles por la derecha, y travesía del
Arenal, pasadizo de San Ginés, Bordadores y Fuentes por la izquierda.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
http://www.edicioneslalibreria.es/
Comentarios
Publicar un comentario