Pues
estamos apañados, circular por Madrid va a ser un verdadero caos, entre las
manifestaciones y el apagón de los semáforos, vamos a tener que declarar Madrid
“ciudad de alto riesgo” por la cantidad de accidentes que se van a producir.
Pero siempre hay quien se beneficia de las circunstancias adversas: los
talleres de chapa y pintura ya se están frotando las manos y rezando a san
Cristóbal, patrón de los automovilistas, que no desconvoquen la huelga.
Y como
dure mucho la huelga, de “ciudad de alto riesgo” pasaremos a “zona
catastrófica”.
¡Qué
paciencia tenemos los sufridos madrileños! Y el Parlamento siempre nos rechaza
la Ley de capitalidad. Esta ley, tantas veces reivindicada, debería ser
concedida. Ninguna otra ciudad es un manifestódromo perpetuo y en ninguna se
“roban” tantas plazas de aparcamiento en las calles destinadas a ministerios,
embajadas y organismos públicos, por poner dos ejemplos. Además, todos estos
están exentos del pago del IBI, el cual repercute en los ciudadanos que vemos
cómo nos lo suben impunemente para recaudar más.
Insisto
¡qué paciencia tenemos los sufridos madrileños!
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