Los usuarios de las líneas 4, 11, 31, 59, 86, 122, 128, 144
y 174 verán que los autobuses tardan más en llegar. El descenso de viajeros
supone bajar el número de vehículos y un tiempo de espera más largo.
Desde 2010 ya lo saben los usuarios de las líneas 9,
20, 27, 29, 30, 36, 38, 39 o 44. Amén de la desaparición de los buhometros, las
dos líneas circulares nocturnas y la que unía los campus universitarios.
Los parados no cogen el autobús y los que aún mantienen su
trabajo son cada vez menos, lo que se traduce en descenso acusado de viajeros
en la EMT. Y al metro le pasa lo mismo.
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