A pesar del mayor aumento de calles peatonales, pasear se ha
convertido en un verdadero esfuerzo por tantos obstáculos que se encuentra a su
paso: terrazas y veladores (desde 2009 han aumentado un 150%), coches de
policía, furgonetas de reparto y motos aparcadas en las aceras, acumulación de
bolsas de basura sin recoger, contenedores, expositores publicitarios, carpas
de bisutería y complementos, de mercadillos, ferias y degustación de productos,
etc.
Según Eugenio Morales, exconcejal de Circulación del
Ayuntamiento y miembro del Foro por la movilidad sostenible, pasear por el
centro de Madrid «es una gimkana horrible. Por un lado están las basuras
tiradas y las aceras rotas, síntoma evidente de falta de mantenimiento. Y por
otro lado está la intención del Ayuntamiento de convertir el centro en un zoco
del consumismo, con terrazas, chiringuitos y mercadillos con poco gusto. La
calle deja de ser un espacio público para ser un espacio privatizado al
servicio del consumismo. Es el colmo del hipercapitalismo: ya se privatiza
hasta la calle; el objetivo es recaudar a costa de impedir que los madrileños
paseen por su ciudad».
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