Entre las calles de la Cruz y Núñez de Arce.
Primero
se llamó calle del Gato, por la casa que Juan Álvarez Gato, mayordomo de Isabel
la Católica,
tenía aquí.
Otra leyenda cuenta que en este lugar se cazó un gato montés cuya
piel se utilizó para fabricar unas botas que el cardenal Cisneros regaló al Gran Capitán y que eran iguales a las de
Carlomagno. El problema de estas botas era que todos los gatos se orinaban en
ellas por lo que con el tiempo llegaron a tener un olor insoportable. El Gran Capitán terminó regalándoselas a su
ayuda de cámara y éste a su vez las vendió a un numismático de París.
El linaje
de los Gato data de la conquista de la ciudad. Se dice que el nombre procede de
un hombre que, sin temor a los ataques de los árabes desde la muralla,
consiguió treparla con la misma ligereza que un gato, ayudándose de una daga
que clavaba en las junturas de las piedras por lo que fue apodado "el
gato". A partir de entonces, él y sus descendientes cambiaron su apellido
por éste, siendo uno de los grandes linajes madrileños.
De aquí procede el que
los madrileños sean conocidos también como los gatos de Madrid.
La calle
pasó posteriormente a denominarse Álvarez Gato, en recuerdo del poeta y
mayordomo de Isabel la
Católica, Juan Álvarez Gato.
Del libro “Los
nombres de las calles de Madrid”, Isabel Gea.
5ª Edicion - Fecha de la
publicación: 14 Mayo 1993
Precio 6.90 €. / Ebook 3.45 €.
Editorial: Ediciones La
Librería.
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