Ir al contenido principal

El Ayuntamiento necesita más dinero. ¿Solución? Más multas





Nuestra querida y nunca bien ponderada alcaldesa va a aprobar en las próximas semanas el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de la Ciudad de Madrid (PMUS) que, traducido a Román paladino significa, más multas.

¡Manda hue***! Que diría Federico Trillo.

¿Que se salta un semáforo sin querer? Multa al canto; ¿que se aparca mal porque es “un momentito”? grúa que se lleva el coche y multa doble, por la infracción y por el traslado del vehículo; ¿que se aprovecha a circular a más velocidad por una calle vacía en pleno verano? multa, sí o sí, porque las cámaras y los radares, todo lo ven y notifican.

La grúa, además, no actuará solo dentro de los límites de la M-30 como era lo habitual, ahora también lo hará fuera del perímetro de la autovía de circunvalación. Ya nadie está a salvo de la temida grúa. El Ayuntamiento prevé retirar 26.000 coches en un año (5.000 más que en 2013) e ingresar un 29,6% con la tasa de retirada del vehículo.

El PMUS incluye un apartado denominado “mejoras en la gestión de circulación” cuyo objetivo no es otro que conseguir una “significativa mejora de la seguridad vial” y, ya de puestos, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, “aumentar en número de vehículos multados” y lograr así “un efecto disuasorio”.

Automovilistas Europeos Asociados denuncian que el plan no tiene ningún otro fin que el recaudatorio. El Ayuntamiento sin embargo, quiere reducir el tráfico rodado en los próximos cinco años a base de cansar a los sufridos conductores con multas y más multas.

26 semáforos de cruces tienen instaladas cámaras de “foto-rojo”, que se encargan de cazar al despistado conductor que se salta el disco en rojo. En 2012 fueron multados por este motivo 57.860 infractores.

A los 200 radares móviles que hay en el interior de la M-30 se suman otros 200 más fuera de la autovía de circunvalación.

Y lo más plus: los coches patrullas llevarán cámaras incorporadas para pillar al infractor in fraganti.

¡Señor, señor!, ¿qué hemos hecho los madrileños para merecernos semejantes castigos?


Que tengáis un buen sábado fresquito :)

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Por qué los madrileños llaman Lista a la calle de José Ortega y Gasset?

La calle de José Ortega y Gasset recibió este nombre en 1955, cuando se eliminó su primera denominación, calle de Lista, el cual se asignó en 1871 y estaba dedicada al sacerdote, escritor y matemático sevillano del siglo XVII, Alberto Rodríguez Lista y Aragón.  A pesar de los años transcurridos desde que recibió su nueva denominación, popularmente, los madrileños la siguen llamando Lista, quizá también por la permanencia del nombre en la estación de metro. Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea. Ediciones La Librería. ___ edición. ___ €. http://www.edicioneslalibreria.es/  

Origen del nombre de Moncloa

El distrito de Moncloa debe su nombre a los condes de Monclova (con v) ‑título que ostentan actualmente los duques del Infantado-, dueños de gran parte de los terrenos donde hoy se asienta el distrito.  Los condes residían en el antiguo palacete de la Moncloa el cual pasó a distintos propietarios y fue destruido durante la Guerra Civil, por ser toda esta frente de batalla.  El actual palacio de la Moncloa, mucho menor en tamaño, se construyó imitando el estilo antiguo del primitivo.  Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, 2ª parte Isabel Gea. Ediciones La Librería. 5ª edición. 6,50€. http://www.edicioneslalibreria.es/

¿Por qué el edificio del Teatro Real tiene forma de ataúd?

El Teatro Real se construyó en el solar del antiguo teatro de los Caños del Peral que fue derribado por su mal estado en 1817. Un año más tarde, comenzó la construcción del nuevo teatro que se prolongó a lo largo de más de treinta años, siendo inaugurado en 1850 por la reina Isabel II. La planta del teatro resultó muy forzada por el solar que ocupaba, lo que había obligado al arquitecto Antonio López Aguado a articular la sala y el escenario de tal manera que quedaron muchos espacios vacíos así como un difícil tránsito a través de las alas y de las cajas de escaleras. Como la entrada por la plaza era de uso exclusivo para la familia real, y el público entraba por la fachada posterior en la plaza de Isabel II, los espectadores se veían obligados a recorrer interminables pasillos y escaleras. Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico señaló que «este edificio [el teatro] tiene la planta mas ingrata que para un edificio de esta clase ha podido elegirse». En cualquier calleje...