Ya
comenté hace unos días el derribo de un edificio protegido con nivel 3 en la
confluencia de la calle Alfonso XII con el paseo de Reina Cristina. El inmueble
tenía una historia un tanto rocambolesca pues parte de su propiedad pertenecía
al ayuntamiento de Tánger.
Ignacio
de Figueroa y Bermejillo, duque de Tobar, fue herido en la denominada guerra de
África, y recibió asistencia médica en Tánger. La ciudad le gustó tanto que
decidió fijar su residencia en ella y contribuyó al resurgimiento de la
localidad en la posguerra.
En
1953, el duque de Tobar falleció sin hijos y declaró heredero universal de sus
bienes al Instituto Norteamericano del Cáncer. En caso de renuncia pasarían al
ayuntamiento de Tánger. Hay que tener en cuenta que hasta 1956, esta ciudad era
un protectorado español. El instituto renunció por el elevado coste impositivo
que supondría la apropiación de un gran número de inmuebles repartidos por
Tánger así como en varias ciudades de España. Con el dinero obtenido de la
herencia, la ciudad marroquí construyó un hospital al que bautizó Duque de
Tobar.
Entre
las numerosas propiedades que adquirió el ayuntamiento de Tánger estaba el
20,69% del edificio de viviendas de alquiler de la calle de Alfonso XII esquina
al paseo de la Reina Cristina. El 16 de abril de 2007, el alcalde tangerino
Dahman Derham firmó en Madrid la venta de su participación al consistorio
madrileño por 2,58 millones de euros.
Paralelamente,
en 2006, el Área de Gobierno del Ayuntamiento informó desfavorablemente sobre
el derribo del interior del edificio que había solicitado Castillo de Aldovea
S.A. y expropió a esta el 79,31% restante del del inmueble, dentro del plan
municipal de frenar el deterioro de los edificios residenciales del centro de
Madrid y potenciar la construcción de pisos protegidos. El Ayuntamiento de
Madrid se comprometió, en un plazo de tres años, a su rehabilitación y destinar
un 60% a vivienda libre -que podría adquirirse en subasta- y el resto a pisos
sociales de alquiler.
Castillo
de Aldovea S.A recurrió la expropiación y la denegación de derribo del interior
del edificio y, en 2008, la justicia le dio la razón motivo por el cual, el
Ayuntamiento decidió deshacerse de su parte y vender a esta empresa su 20,60%
adquirido al ayuntamiento de Tánger.
En 2010
Castillo de Aldovea S.A. decide construir un hotel para la cadena Ayre Hoteles.
Un año más tarde, el Ayuntamiento dio luz verde al vaciado del edificio
manteniendo la fachada y modificar la escalera, ambos protegidos con nivel 3,
así como al aumento de dos pisos y ático y cuatro plantas de sótano.
El
edificio ha sido derribado en su totalidad entre los meses de mayo y junio, nada
se conservó y el Área de Urbanismo manifiesta que dicho derribo está dentro de
la legalidad pues se piensa reconstruir la fachada y modificar la escalera que
es lo que exige el nivel 3 de conservación.
¿Nos
toman por tontos? A la vista del solar pelado, es evidente que la
reconstrucción de la fachada y la “modificación” de la escalera, no serán los
originales que el maestro de obras José Purkiss construyó en 1886 por encargo
del marqués de Villamejor.
Salvando
las distancias, es como derribar el Palacio Real, por ejemplo, y construir una
copia de la fachada y de la escalera.
http://www.madridiario.es/distrito/retiro/ayuntamiento-de-madrid/urbanismo/david-ortega/hotel/413195
¡Que tengáis un buen miércoles!
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