¡Señor,
señor, lo que hay que leer! En el número 20 de la Corredera Baja de San Pablo,
se levanta un edificio de viviendas que goza de protección integral por su valor
histórico y artístico y que perteneció a la Orden Caballeros de Malta. De
hecho, en el recorrido que realizó Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, en mini
bus, incluyó una parada ante dicha casa y Alberto Tellería comentó que es el
único escudo de esta orden existente en Madrid y que en el interior había una
magnífica escalera. Precisamente, esta asociación presentó en enero de 2011 un
proyecto de rehabilitación al Consistorio que cayó en saco roto a la vista del
ruinoso estado del edificio.
El
Ayuntamiento lo compró en 1991 con el fin de convertirlo en pisos y
equipamientos sociales. Pero fueron pasando los años y la ruina se fue
apoderando del edificio y, ahora, el Ayuntamiento, ha decretado su derribo por
ruina inminente con peligro para las personas e inmuebles de la zona.
Nuestra
querida y nunca bien ponderada alcaldesa, una vez más, demuestra su
insensibilidad hacia el patrimonio madrileño, nuestro patrimonio, de los
madrileños y de ella, aunque eso no le importe.
Llama
mucho la atención que sea el verano la fecha elegida por el Consistorio para
llevar a cabo estos desmanes. A finales de 1999, siendo alcalde José María
Álvarez del Manzano, se derribó, miserablemente, el edificio conocido como La
Pagoda, obra emblemática del arquitecto Miguel Fisac. También, a finales de
julio, del año 2002, bajo el mandato del mismo regidor, se derribó, sin
licencia municipal, la Casa de Iván de Vargas.
Sonoro
fue también el derribo de una casa blasonada del siglo XVII situada en el
número 18 de la calle de Embajadores aunque, en este caso, ni siquiera se
esperó al verano - cuando muchos madrileños están vacacionando fuera de Madrid-,
la demolición se llevó a cabo en marzo de 2013.
En
pleno puente del 1 y 2 de mayo, el Ayuntamiento volvió a las andadas y comenzó
el derribo del edificio, protegido con nivel 3, situado en la confluencia del
paseo de la Infanta Isabel con la calle de Alfonso XII.
Y
ahora, en pleno verano de 2014, el Ayuntamiento se prepara para una nueva
demolición, una casa del siglo XVII.
¿Y el
próximo cuál será?: ¿el palacio de la duquesa de Sueca?
El
Ayuntamiento no tiene un duro y, a pesar de que nos tiene a los madrileños
asfixiados con impuestos y tasas, le sale más barato vender el edificio a una
empresa para que lo derribe en lugar de restaurarlo. La Empresa Municipal de la
vivienda, tiene previsto así venderlo y así conseguir dinero para las arcas
municipales.
Pues
sepa usted, mi querida y nunca bien ponderada alcaldesa, que yo no pago
impuestos para que usted derribe, impunemente, edificios protegidos o que, en
este caso, lo venda a una empresa y así ingresar dinero a su exigua caja
municipal.
Solicito
pues a V.E. que me reintegre una parte proporcional -la que usted estime
conveniente- de lo pagado por mí vía impuestos y tasas y se lo descuente a la
empresa que va a derribar el edificio, la cual le aportará, un buen pellizco a
las arcas municipales.
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