Seguramente,
la mayoría de los madrileños lo desconocerán pero la única estación de
anillamiento de aves urbana que hay en España está en el Parque del Oeste de
Madrid. ¡Ojo! hemos dicho “urbana”, o sea, en una ciudad.
En 1992
se inauguró el centro de estudio de aves y estación de anillamiento científico
de aves en la que se han marcado a más de 4.000 pájaros y ahora se utiliza
también como taller de educación ambiental. Hasta 57 especies de aves han
pasado por el “marcaje” con una anilla que es como el DNI de los pájaros.
Gracias a ellas se saben cuáles son las rutas migratorias, lugares de invernada
y reproducción que de otra manera sería imposible saber. Eva Banda, doctora en
Biología anilla una vez a la semana y, a partir de abril, organiza talleres de
educación ambiental: «Es una actividad científica, solo podemos
realizarla nosotros y lo hacemos con el máximo cuidado hacia las aves. Pero
explicamos al público que para hacer ciencia no hay que estar en un
laboratorio, nosotros la hacemos en un parque, en medio de la ciudad».
A cada pájaro que cae en sus redes se le coloca una pequeña
anilla que llevará consigo el resto de su vida y que no le causa ningún daño, y
se anotan los datos como especie, sexo y peso, para luego soltarlo. Septiembre
es el mes del papamoscas cerrojillo y se anillan unos diez en cada mañana de
trabajo. En estos días regresan las aves de Gran Bretaña y Europa de camino a
África y recalan en Madrid para alimentarse antes de reemprender del vuelo al
continente africano. Octubre es el mes de las currucas capirotadas y en
diciembre bajarán de la sierra los carboneros garrapinos para pasar el invierno
en la capital.
La foto que incluye la noticia, de un niño acariciando con
un cuidado un pájaro es de lo más tierna
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