Todas
las pruebas que la Benemérita recoge en el escenario de un delito se llevan a
analizar al Departamento de Química y Medio Ambiente del Servicio de
Criminalística de la Guardia Civil. Más de 30 investigadores en las
dependencias de la calle de Guzmán el Bueno las analizan minuciosamente para
«esclarecer los delitos y abrir líneas de investigación, junto con otros
laboratorios centrados en las pruebas de ADN, en los análisis balísticos o en
el cotejo de voces».
El Comandante Jefe deja claro que no es como el CSI de la
serie televisiva pues los casos, no se resuelven de forma inmediata, lleva su tiempo.
Los químicos aspirantes al mal llamado “CSI” necesitan un periodo de formación
de dos años.
La noticia la cuenta el ABC y para los aficionados a la
novela negra como es mi caso, es apasionante.
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