Asociaciones
de vecinos, hartos de la suciedad que inunda las calles de Madrid, han decidido
protestar de una forma original y sin añadir más inmundicias: han colgado
bolsas de basura llenas de globos junto a los contenedores de las juntas
municipales.
Nuestra
querida y nunca bien ponderada alcaldesa se ha propuesto rebajar al máximo la
deuda astronómica que nos dejó el anterior alcalde, el señor Ruiz-Gallardón,
cosa que le honra, sí. Todos nos apretamos el cinturón, pero a nadie se nos
ocurre dejar de limpiar nuestras casas para ahorrar y dejar esparcidas las
basuras. Y eso es lo que ha hecho Ana Botella, ha recortado tanto en limpieza
urbana, que la basura se acumula por todas partes.
Nuestra
querida y nunca bien ponderada alcaldesa se ha propuesto sanear las arcas
públicas a costa de no sanear las calles de Madrid, “el que venga detrás de mí,
que se encargue de la limpieza, a mí no me podrán acusar de dilapidar el
dinero, todo lo contrario he rebajado la deuda faraónica”, debe de haber
pensado.
Madrid
y los madrileños no nos merecemos vivir en una pocilga. La limpieza de las
calles es un tema de salud pública. Hay barrios donde ha aumentado la población
de ratas, chinches, cucarachas y demás indeseable fauna urbanita y eso no se
puede consentir.
(Es una
noticia que sacamos de El Mundo de hoy).
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