Entre las calles de Libreros y San Bernardo.
Se
llamó primero calle de la
Cueva. Según la tradición, el nombre lo debía a una cueva que
pertenecía a la Justa.
Puede ser que la cueva fuera confundida con el pozo que
pertenecía a una mujer llamada Justa.
Otra versión cuenta que debajo del jardín
de Alonso de Peralta había una mina, donde se oían gritos lastimosos por las
noches, hasta el punto de infundir miedo a los que se acercaban allí. Como se
supusieron que eran los lamentos de algún alma en pena, se mandaron decir unas
misas en el cercano convento de San Bernardo. Entonces doña Munia Ximénez, que
acababa de fallecer, se apareció a uno de los frailes y le reveló que era su
hija pequeña la que estaba en el fondo de la mina. La niña era hija a su vez de
don Gonzalo de Pico, Comendador de la
Orden de Alcántara, quien había sido asesinado unos meses
atrás, cerca del portillo de Santo Domingo y de quien se decía que tenía oculto
un tesoro en la mina. Por este motivo, un pariente suyo bajó en secreto a
buscar el citado tesoro acompañado de la hija del comendador, que sabía el
paradero del mismo, pero a la salida se hundió parte de la mina y sepultó a la
niña. Gracias a las revelaciones de ultratumba de su madre se pudo encontrar su
cadáver, siendo enterrada junto a sus padres.
En 1894 recibió el nombre de
Marqués de Leganés, por el cercano palacio de Altamira, propiedad del marqués
de Leganés y conde de Altamira.
Del libro “Los
nombres de las calles de Madrid”, Isabel Gea.
5ª Edicion - Fecha de la
publicación: 14 Mayo 1993
Precio 6.90 €. / Ebook 3.45 €.
Editorial: Ediciones La
Librería.
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