Nuestra querida y nunca bien ponderada alcaldesa de Madrid,
Ana Botella, ha vuelto a sacar otro conejo de la chistera: como cuenta El
Mundo, va a regular de forma “inminente” la Ordenanza de Estímulo Económico y
de Apoyo a las Pymes y a los Emprendedores cuyos «permisos se someterán a ‘criterios
de objetividad, publicidad y concurrencia’ y se establecerán ‘unos requisitos
para su autorización y desarrollo’, que pasará a centralizar el Área de
Economía, Hacienda y Administración Pública».
¡Ponga un mercadillo en la plaza de su barrio, oiga! El
Ayuntamiento, necesita hacer caja como sea y cobrar a los mercadillos por
ocupación de plazas públicas le viene de perlas. Y mientras, los madrileños
sufrimos constantemente el “secuestro” de las plazas por todo tipo de
mercadillos
Pero nunca llueve a gusto de todos y, como es lógico, los
gremios de hosteleros y comerciantes han puesto el grito en el cielo porque eso
de la dinamización del comercio callejero no es otra cosa que competencia
ilegítima y desleal. Como esgrime la Confederación Empresarial de Madrid (CEM),
los mercadillos se limitan a pagar por la ocupación del suelo, mientras que el
resto de comerciantes han de pagar tasas, alquileres, impuestos y seguros
sociales que los integrantes de los mercadillos se ahorran. En algunas ocasiones
incluyo existe un «fraude a los consumidores» que se acercan a comprar «productos
elaborados artesanalmente cuando en estas ferias se venden productos
industriales hechos en otros países.
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