Lo que se diseñó como un jardín tropical con un estanque alrededor
en el interior de la estación del Ave, de Atocha, se ha convertido en un
reclamo turístico gracias a los 150 ejemplares de tortugas que conviven allí
cada vez más apiñadas. Los madrileños que compraron una tortuguita para sus
hijos , no sabiendo qué hacer con el animalito que cada vez adquiría mayores
dimensiones, no se les ocurrió otra cosa que llevarlo al “orfanato de quelonios”.
El Teatro Real se construyó en el solar del antiguo teatro de los Caños del Peral que fue derribado por su mal estado en 1817. Un año más tarde, comenzó la construcción del nuevo teatro que se prolongó a lo largo de más de treinta años, siendo inaugurado en 1850 por la reina Isabel II. La planta del teatro resultó muy forzada por el solar que ocupaba, lo que había obligado al arquitecto Antonio López Aguado a articular la sala y el escenario de tal manera que quedaron muchos espacios vacíos así como un difícil tránsito a través de las alas y de las cajas de escaleras. Como la entrada por la plaza era de uso exclusivo para la familia real, y el público entraba por la fachada posterior en la plaza de Isabel II, los espectadores se veían obligados a recorrer interminables pasillos y escaleras. Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico señaló que «este edificio [el teatro] tiene la planta mas ingrata que para un edificio de esta clase ha podido elegirse». En cualquier calleje
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