Y de
parque a parque, y escribo porque me toca. De Valdebebas saltamos a la Gavia,
un parque abandonado y sin terminar. Iba a ser el Parque del Agua, diseñado por
el prestigioso arquitecto Toyo Ito, ganador del Premio Pritzker,
considerado el Nobel de la arquitectura y, en la actualidad, está completamente
seco.
El Ayuntamiento quiso más tarde que fuera la sede olímpica
para las competiciones de aguas bravas en la candidatura de Madrid 2020 gracias
a la recuperación del arroyo de la Gavia, pero todo quedó en agua de borrajas.
Además, se proyectaron «diez árboles de agua para purificar
por procesos naturales el agua ya tratada procedente de una depuradora cercana.
Se han hecho tres y están sin uso». El Consistorio alega en su defensa que
dichos árboles no funcionan desde que en junio de 2012 se decretó “el apagón”
de las fuentes ornamentales como medida de ahorro.
Y como se sueles decir, “a perro flaco, todo son pulgas” y si
ya de por sí existen pocos árboles que arraigaron en su día, para colmo de
males de este parque, los conejos lo han invadido llenado el terreno de
agujeros de sus madrigueras y obligando al Ayuntamiento a instalar mallas en
las bases de los árboles para protegerlos.
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