Ir al contenido principal

Palacio de Parent & Schaken y Cía.





Continuamos con el paseo por el Madrid desaparecido: hoy nos detenemos en el bello palacete de Parent & Schaken y Cía. Pero primero situémonos en la zona. Al norte de la calle de Génova, entre las calles de Almagro, Marqués del Riscal y el paseo de la Castellana se extendía la conocida como huerta de Loinaz, la cual ocupaba veinte hectáreas.



Inicialmente fue conocida como la huerta de las Anorias, por el número de ellas que había. Era propiedad de Felipe II, quien mandó comprar estos terrenos para conducir el agua del arroyo de la Castellana hasta el Alcázar. Dada su dificultad, el rey vendió las tierras a Juan de Linares, su lacayo. A partir de entonces, la finca pasó por diferentes dueños.



Estaba formada por una casa que incluía noria y terreno de regadío y secano. En 1758, Martín de Loinaz, compró estas tierras fundando un mayorazgo y denominándose, desde entonces, huerta de Loinaz. Sus descendientes tuvieron que venderla a finales del siglo XVIII, perdiendo el carácter agrícola a favor del residencial. En 1842, fue adquirida por la chilena Dolores Quesada, esposa de Andrés Arango ‑promotor de Chamberí-, quien transformó la parte norte en una finca de recreo, denominada La Chilena, situada entre el paseo de la Castellana y las calles de Zurbarán, Marqués de Riscal y Fortuny. Fue una de las más famosas del paseo.

Arango, natural de La Habana, coronel de Ingenieros, ministro del Consejo Real y Senador del Reino, vendió en 1846, una parte de la huerta de Loinaz a José Manuel Collado y, el resto, fue comprado por la Sociedad Parisina Parent Schaken et Compagnie, en 1863. Esta parceló el terreno y lo vendió por lotes, construyendo, incluso, algunos palacetes destinados a la venta y quedándose con uno de ellos como sede de la compañía.

¡¡Próximamente en las librerías de Madrid!!

Comentarios

  1. Que desastre, tirar el palacete para hacer ese adefesio. Tendrías que dar el nombre del alcalde, el del concejal de urbanismo que lo permitieron y el año en que se perpetró el "edificidio".

    ResponderEliminar
  2. Tú sí que sabes Florentino.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Por qué los madrileños llaman Lista a la calle de José Ortega y Gasset?

La calle de José Ortega y Gasset recibió este nombre en 1955, cuando se eliminó su primera denominación, calle de Lista, el cual se asignó en 1871 y estaba dedicada al sacerdote, escritor y matemático sevillano del siglo XVII, Alberto Rodríguez Lista y Aragón.  A pesar de los años transcurridos desde que recibió su nueva denominación, popularmente, los madrileños la siguen llamando Lista, quizá también por la permanencia del nombre en la estación de metro. Del libro “Los porqués de Madrid”, Isabel Gea. Ediciones La Librería. ___ edición. ___ €. http://www.edicioneslalibreria.es/  

Origen del nombre de Moncloa

El distrito de Moncloa debe su nombre a los condes de Monclova (con v) ‑título que ostentan actualmente los duques del Infantado-, dueños de gran parte de los terrenos donde hoy se asienta el distrito.  Los condes residían en el antiguo palacete de la Moncloa el cual pasó a distintos propietarios y fue destruido durante la Guerra Civil, por ser toda esta frente de batalla.  El actual palacio de la Moncloa, mucho menor en tamaño, se construyó imitando el estilo antiguo del primitivo.  Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, 2ª parte Isabel Gea. Ediciones La Librería. 5ª edición. 6,50€. http://www.edicioneslalibreria.es/

¿Por qué el edificio del Teatro Real tiene forma de ataúd?

El Teatro Real se construyó en el solar del antiguo teatro de los Caños del Peral que fue derribado por su mal estado en 1817. Un año más tarde, comenzó la construcción del nuevo teatro que se prolongó a lo largo de más de treinta años, siendo inaugurado en 1850 por la reina Isabel II. La planta del teatro resultó muy forzada por el solar que ocupaba, lo que había obligado al arquitecto Antonio López Aguado a articular la sala y el escenario de tal manera que quedaron muchos espacios vacíos así como un difícil tránsito a través de las alas y de las cajas de escaleras. Como la entrada por la plaza era de uso exclusivo para la familia real, y el público entraba por la fachada posterior en la plaza de Isabel II, los espectadores se veían obligados a recorrer interminables pasillos y escaleras. Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico señaló que «este edificio [el teatro] tiene la planta mas ingrata que para un edificio de esta clase ha podido elegirse». En cualquier calleje...