Se
trata del club de jazz más importante de Madrid y uno de los mejores de Europa,
con más de 30 años de historia y música a sus espaldas.
Como
cuenta su propietario a El País: el «inapropiado horario de actuaciones
impuesto por el vecindario han venido a sumarse los efectos de la crisis,
acrecentada por la desorbitada subida de tipos del IVA y las interminables
batallas contra la Administración por un quítame allá ésa terraza. Lo último:
el anunciado fin del contrato de arrendamiento del local, que la propiedad
pretende dedicar a otros menesteres. Así las cosas, el futuro de uno de los 10
mejores clubes de jazz en Europa está hoy, más que nunca, en el aire».
Nos duele en el alma leer noticias tristes, noticias de
derribos y desapariciones de algo tan nuestro, de todos los madrileños, y que
pasan a formar parte de un Madrid desaparecido cada vez más abultado.
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