Reconozco
mi desconocimiento de la palaba alleycar. Y no soy la única, a la policía
municipal le pasa lo mismo, reconocido por la misma. Se trata de carreras
clandestinas de bicicleta por todo Madrid. El premio nunca es en metálico,
suelen ser camisetas o gorras con el nombre de la carrera. Las convocatorias se
han por las redes sociales, en algunas tiendas y mediante el boca a boca. Se
fija el día, hora, punto de partida y meta y cada ciclista tiene que llegar en
el menos tiempo posible trazándose su propia ruta, la que considera más corta.
Estas
carreras de bicis se inspiran en los bicimensajeros yanquis que entregan los
paquetes a toda velocidad sorteando los coches, Hay tres paradas obligatorias
que simulan los destinos de entrega ficticia: La Gran Vía, la Colón y el paseo
de la Castellana.
Uno de
los que ha ganado dos carreras cuenta que lo hace con una bicicleta de piñón
fijo y sin frenos ¡toma ya! Para frenar tiene que pisar muy fuerte los pedales
en sentido contrario, lo que en el argot se llama “clavar la pedalada”.
Pues
nada, a partir de ahora nos fijaremos en estos locos ciclistas que adelantan a
toda velocidad.
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