Eso es
lo que han debido de pensar el equipo de investigadores y arqueólogos encargado
de encontrar los restos del insigne Miguel de Cervantes. El Arzobispado da la
callada por respuesta a la solicitud de continuar con las tareas de búsqueda a
la vuelta del verano.
Según
ha podido saber el diario ABC, el Arzobispado «teme que tras autorizar
la búsqueda puedan surgir familiares de algunos de los personajes que se
encuentran enterrados en esa cripta reclamando lo que, en términos jurídicos,
se denomina derechos de terceros. Básicamente, lo que teme la Iglesia es que
aparezca alguien ahora que, aprovechando la fiebre que se ha desatado con la
tumba de Cervantes, pueda reclamar algún tipo de derecho sobre el lugar de
enterramiento o sobre los restos mortales de algún antepasado que se
encuentre enterrado junto al autor de Don Quijote».
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