Esta
mañana aproveché a hacerle unas fotos, entre otras, a la “rana de la suerte”
que han colocado hace unos días junto a la plaza de Colón, frente al Casino Gran
Madrid. El pobre anfibio tiene unas patas descomunalmente largas. Si en vez de
estar de pie, la hubieran colocado sentada, como todas las ranas, estaría más
guapa. Las ranas no se paran así a cuatro patas, o saltan o están sentadas.
Quizá
el escultor dEmo, pensó darle una utilidad al animalito: proporcionar sombra en
los días calurosos. Sí es así, lo ha conseguido porque el anfibio en cuestión
debe ser de la especie “rana goliat” (Conraua goliath), la más grande del mundo
y como “sombrilla” no tiene precio.
Las
fotos las hice pasada la una y media de la tarde, con un sol “de justicia”,
como a algunos les gusta decir. Con 27º al sol, la ropa de invierno nos sobraba
a todos los que habíamos salido de casa sin prever el día tan primaveral que iba
a hacer hoy. Y esa temperatura, nada mejor que aprovechar la sombra que da la
“ranita”.
Además,
el animalito o más bien, animalote, sirve también como fondo para hacerse unas
fotos como este grupo de chavales y chavalas (políticamente correcto). Dentro
de cien años, las fotografías de la rana serán muy buscadas porque se supone
que el bicho tiene “visado” de permanencia para un año con posibilidad de otro
más de prórroga. Con lo cual, pasará a formar parte del Madrid desaparecido,
quién sabe.
La
rana, además de unas patas larguísimas, tiene grabados una serie de símbolos y
números que, al profano, como es mi caso, no le dice nada, pero seguro que
habrá algún cabalista que le saque significado.
El
anfibio es un lugar perfecto para consultar el móvil. En el rato que estuve
haciendo fotos, quien más, quien menos, andaba hablando o mirando
inmóvil, el móvil, a la sombra de la panza de la rana.
Como en
el suelo hay unos focos encastrados, habrá que ver el aspecto de la “rana de la
suerte” por la noche. La sombra que producirán sus patas promete ser muy larga.
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