Así es como es conocida la escultura del Agustín Querol que
lleva años envuelta en una lona. El portavoz del PSOE del Ayuntamiento, Jaime
Lissavetzki, denuncia «la deriva y falta de criterio en la gestión del
patrimonio cultural de la capital, un «desbarajuste» que, a su juicio, viene
derivado de la falta de presupuestos y el desinterés» y como ejemplo
pone el Faro de Moncloa o la “momia” de Legazpi.
La escultura de Querol formaba parte del grupo escultórico
que coronaba el edificio del Ministerio de Agricultura, en el paseo de la
Infanta Isabel. Dado su elevado peso, se sustituyó por otro más ligero y las
esculturas originales se repartieron entre la plaza de Legazpi y la glorieta de
Cádiz. La escultura de esta última se conserva perfectamente en este
emplazamiento, sin embargo, las dos que fueron a parar a la plaza citada, una
está vendada cual triste momia, dada su mala conservación, y la otra, a la que
le falta el brazo izquierdo, duerme el sueño del olvido
en su retiro de la calle Áncora.
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