Bolsos de todas clases, monederos, gafas de sol...
falsificados, claro, se venden en el Retiro. Los manteros los compran en los
chinos de Lavapiés o en Cobo Calleja para venderlos en el Retiro y sacarse unos
euros para comer. Yo comprendo que de algo tienen que vivir los subsaharianos
indocumentados pero dan mala imagen al parque más emblemático de Madrid, lo
mismo que las carteristas rumanas que pululan por las terrazas.
El Retiro ya no es lo que era.
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