Doña
Ana Botella ha contestado en su blog a las numerosas críticas sobre el estado
de la ciudad y para muestra, una de sus perlas argumentativas: «Yo veo
mi ciudad como ya es: pletórica de vida en sus calles y parques; llena de arte,
de libertad, de modernidad y de gente con ganas de emprender».
Señora alcaldesa, hay un refrán castellano que le viene como
anillo al dedo: «No hay más ciego que el que no quiere ver».
Ya sabemos que desde su flamante despacho esquinero, con
vistas a la plaza de Cibeles, paseo de Recoletos y calle Alcalá, todo lo ve muy
bonito, muy limpio, sin descuideros ni indigentes, sin contenedores de basuras
y papeleras rebosantes y malolientes, sin rumanas ni falsos lisiados mendigando
entre los coches, ni rumanos limpiando -a la fuerza- los parabrisas de dichos
vehículos, ni los vendedores de klinex ni malabaristas semaforeros, ni tullidos
en las esquinas pidiendo una limosna, ni músicos callejeros molestos tipo
mariachis cantando aquello de «estas son las mañanitas», o los trompetistas y
acordeonistas bajo su ventana, ni los nigerianos a las puertas de los
supermercados, o los gorrillas indicándole un hueco libre de aparcamiento, ni
los hombres-anuncio de «compro oro», ni... ¡¡pufsss la lista sería interminable!!,
pero ya le digo «no hay más ciego que el que no quiere ver».
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