La plaza de España está invadida de gente sin techo, sobre
todo rumanos, que dan una imagen pésima a los turistas que se acercan a ver,
los dos iconos de los años 60 como eran la Torre de Madrid y el Edificio
España. La gente duerme en los bancos incluso durante el día. Aparte, las
estatuas de Don Quijote y Sancho Panza están llenas de pintadas.
El día que mi adjunto (como lo llama Jacinto) y yo fuimos a
ver Sonrisas y lágrimas al Coliseum, a la salida, a las 11 y pico de la noche,
la plaza de España daba miedo por el botellón que había allí. Casi no se podía
cruzar en dirección al acceso al aparcamiento, jóvenes en corro, en grupos,
todos bebiendo en la plaza, algunos con pintas muy raras. Allí corría el
alcohol que era un gusto, muchos con botellas de coca-cola de dos litros
“alegradas” con Dios sabe qué.
Y encima, los edificios abandonados de Telefónica, esquina a
Leganitos, que fueron okupados durante un tiempo, ahora están tapiados y con
alambre para evitar nuevas “incursiones” y dan pena verlos, llenos de pintadas
y grafitis por todas las paredes.
Y por último, el subterráneo de la cuesta de San Vicente, a
partir de las 7 y pico u 8 se ven procesiones de indigentes, colchón en mano
para pasar ahí, al abrigo del puente, la noche.
Cada vez que paso por la plaza de España me da pena su
aspecto.
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