Nada imaginaban los antiguos moradores de la Villa y Corte de lo que con
el tiempo llegaría a ser este lugar, cuando en el siglo XVI los comuneros levantaron
aquí un pequeño castillo ‑según unos- o torre -según otros- con un foso en su
parte delantera. Su puerta principal, que daba acceso a la ciudad, tenía
pintado un sol en la parte superior, no se sabe si por su orientación hacia
oriente o por casualidad.
Cuando acabó la guerra de las comunidades, tanto el
castillo como la puerta fueron derribados, conservándose hasta hoy en la
toponimia, el típico y castizo nombre de la Puerta del Sol.
Un dato curioso, es la única
plaza de Madrid que no lleva el calificativo de plaza de..., es simplemente la Puerta del Sol.
Del libro “Curiosidades y anécdotas de Madrid”, Isabel Gea.
Ediciones La Librería. 10ª edición. 6,50€.
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